El papel del cannabis en el tratamiento del dolor ha sido objeto de muchos estudios y ha demostrado ser útil para controlar diferentes tipos de dolor.
El CBD es un compuesto no tóxico ni psicoactivo, con muy pocos efectos secundarios. Muchos estudios demuestran la eficacia del cannabidiol sobre el dolor neuropático. Resulta particularmente prometedor en el que refiere al dolor periférico causado por tratamientos como la quimioterapia. Además, la calidad de vida de estos pacientes suele verse afectada por insomnio, depresión o ansiedad. Pero el CBD también actúa sobre los receptores serotoninérgicos, mejorando el estado de ánimo de la persona.
Aún no está claro cómo el CBD ejerce su acción analgésica sobre el dolor neuropático, pero se ha confirmado que interactúa con diferentes neurotransmisores del sistema nervioso central.
Además de su interacción con la serotonina, se ha reportado su potencial implicación en la regulación de los receptores de adenosina, implicados en la transmisión y cronización del dolor.
También se ha demostrado que el potencial analgésico del CBD para el tratamiento del dolor inflamatorio. De hecho, en muchas afecciones inflamatorias, como la osteoartritis, el CBD actúa como un antiinflamatorio natural y previene el agravamiento.
En un estudio realizado por la Universidad Insubria de Varese se destacó que el extracto de cannabis y el CBD pueden inhibir la producción de citoquinas, moléculas inflamatorias.
El cannabidiol también actúa sobre los procesos químicos característicos del endocannabinoide anandamida, que está relacionado con la percepción del dolor, y también activa los receptores implicados en la transmisión y cronización del dolor.
Además de su eficacia con el dolor crónico, se ha demostrado su seguridad. En un estudio publicado por el Journal of Pain sobre la seguridad a largo plazo del uso de cannabis medicinal para pacientes con dolor crónico, se demostró que tiene una seguridad razonable.
La eficacia del CBD no se limita al dolor neuropático e inflamatorio crónico, sino que también se ha observado en muchas otras afecciones clínicas, como esclerosis múltiple, epilepsia, insomnio y muchas otras enfermedades resistentes a la farmacoterapia.